jueves, 16 de junio de 2022

Niebla o no sé qué...

 

Los recuerdos me invaden… No todos forman parte de mí, algunos solo los imagino… El sol entra escondido por la ventana, creo que hoy está nublado. La casa está tranquila… no se escucha nada, más que pájaros y voces lejanas. Estoy sola, aunque hace un momento no lo estaba. Soñaba… o recordaba, me cuesta diferenciarlo. Mi vida se construye con los ojos cerrados, toma de aquí y de allá, maquilla, desea… Me despierto y tengo esa vida que no he vivido (¿o sí?) detrás de mí. Forma parte de mi mente y de mi identidad, de mi memoria, pero solo durante unas horas, hasta que el sueño o el recuerdo se difumina y prácticamente desaparece. Solo me quedará el rastro del nombre… de la sensación, de los sentimientos. A veces ni eso. Pero se va, y no vuelve… ¿quiero que vuelva, acaso? Han pasado muchos años. Ya no soy, creo que nunca lo fui. Pero cuando viví allí tampoco eran esos los rostros que me seguían, ni siquiera yo tenía uno. Intentaba acompañarme, sentirme acompañada, imaginar… dar forma a algo que se caía a pedazos, se rompía a mis pies, pisaba los pedazos, como si no fuera conmigo. Pero iba… aunque no le hacía caso. Ahora me vienen esas historias, cambiadas, modificadas, con otros colores y formas. ¿Se quedaría algo sin hacer? ¿Eso es lo que intenta reconstruir mi mente? Han pasado muchos años y muchas cosas han cambiado. Los nombres… ellos cambiaron sus letras, y ya no guardan el mismo significado que entonces. Lo que entonces yo creía mío ya no lo es, y al revés, sobre todo al revés… ¿Por qué vendrá a mí? Todo el tiempo… y en mi sueño es como yo quería, como deseaba entonces… Sé que no existe, que no puede existir. ¿Invento? ¿Creo con mis ojos, con mis recuerdos rotos, con los pedazos? Doy forma y en cambio, no sé crear desde cero, necesito una base, algo desde donde partir… Necesito partir y luego me voy, luego vuelvo a dónde estoy. Quiero estar aquí. Es donde debo estar. Y esos recuerdos inventados… esos sueños deshechos, no sé qué son. No sé por qué me hablan, ni qué me dicen. Anoche era un bar, muchas cervezas, la cuenta ascendía a 600 euros, creo que éramos 5 o 6, pero por algún motivo teníamos que pagar 300 por persona, algo más… Mi cuenta bancaria no era diferente en el sueño, eso sí que no me lo sé inventar… No podía pagarlo, y por algún motivo tampoco explicable junto con las bebidas nos invitaban a un sofá, un sofá rojo y acolchado. Acto siguiente: estamos en casa, sentados sobre ese sofá rojo, parecía cómodo y tenía chaiselong pero, ¿sería sofá cama? Recuerdo que lo pregunté, recuerdo el miedo. ¿Dónde íbamos a dormir, a dónde había ido a parar mi sofá? He aprendido, quiero pensar que sí. Mi mente ha estado corrompida durante mucho, había sombras, había tanta niebla… No se veía más allá, estaba sola, rodeada de algo que nunca podría acogerme. Esa niebla… se difuminó. Tardó mucho, pero lo hizo y cuando lo hizo de repente todo se veía distinto, los colores, las formas, el mundo… y las personas. Mi forma de ver el mundo… Todo cambió, de repente… No fue cuando yo quise, ni siquiera cuando yo lo esperaba. Pero lo hizo y así es como está ahora. Pero sigo yendo a veces, sigo volviendo… al menos mis recuerdos lo hacen, no creo que nunca dejen de hacerlo. Es como si me dijeran: cuidado, no olvides, no lo hagas nunca. Sé que no lo haré, no podría hacerlo… entonces, ¿por qué esos recuerdos imaginados y soñados? No hay niebla en ellos, creo que no la hay… pero sí algo, una esencia o algo… que sí es como antes. Algo me hace sentir como antes, aunque mi identidad en el sueño no sea otra más que la que vivo ahora. Pero hay algo… e intento marcar la diferencia, intento atraerlo todo a mi presente, darle el sentido de ahora, ser consciente… Y me despierto. Y todo está bien, nada ha cambiado. Solo ha sido un sueño… La miro y sé que todo está bien. Pero… ¿por qué ese sueño? ¿Por qué ahora, otra vez? Sé que no puedo olvidar, que no podré hacerlo. Mi mente no deja de recordar… Es como si no dejase de preguntarse cómo habría sido todo, qué habría pasado. Sin esa niebla… Soñé que te alegrabas de que fuera feliz…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Soledad y el mar

  Hacía ya un tiempo que no conseguía ordenar mi cabeza. El calor me seca el cerebro. No soy capaz de pensar, o no con propiedad. Pienso dem...